Y unos días después se terminó mi estancia en Yaviza. El sábado estaba de regreso en Panamá. Para el Lunes siguiente salir hacia David, de regreso a Soloy. El viaje a Yaviza duro 7 horas para 200 km, en una tartana de autobús, y aunque son también 7 horas de Panamá a David, en esta ocasión son 485 km. y el vehículo no tiene nada que ver con el del otro recorrido, salí hacia las 10 de la Terminal Nacional de Transportes para llegar a David sobre las 5 de la tarde, después de haber parado a almorzar en Santiago.
Una vez en la estación de David, hay que buscar el autobús de Soloy, que en esta ocasión si es una tartana como la de Yaviza, y después de cosa de una hora y media llegue a Soloy, allí me estaba esperando Alex, el nieto de Urcinia, había terminado de caer una tromba de agua y no se fiaba de que llegase al su casa sano y salvo. Ya era de noche, así que después de los saludos y abrazos de rigor cenamos y nos pusimos al día.
Al día siguiente nos subimos a Bajo Miel, en esta ocasión mi acompañaba Héctor, otro hijo de Urcinia, al llegar el se ha vuelto a Caricho. Urcinia estaba limpiando arroz, a la manera tradicional, este es el resultado.
Después nos hemos ido a chapear otro campo de arroz, y maíz, como lo sembró pronto ha tenido suerte con las lluvias y lo tiene bastante crecido. Este año esta lloviendo bastante.
Normalmente se le dan dos pasadas con el machete quitando las hierbas. Esta es la segunda. El maíz estaba realmente alto.
Y el arroz tampoco se quedaba atrás.
Poco después ha llegado Lidia y Gregorio, pues Urcinia les había avisado de mi llegada. En la granja terminaron los ranchos que estábamos construyendo el año anterior.
Y ahora tiene ponedoras, han criado pollos de engorde, y ya los han vendido, les ha ido muy bien.
Me dicen que la participación esta siendo muy buena, están contentos y con ganas. El semillero de Achiote, también a cambiado de aspecto.
Después hemos comido «chicheme» (arroz molido, con plátano dulce), esta realmente bueno. Mas tarde nos hemos bajado a Caricho, ,el color del cielo amenazaba lluvia, y así a sido, y aquí no son cuatro gotas lo que caen, en un momento se lían unas tormentas como pocas veces he visto en Chulilla.